domingo, 10 de febrero de 2013

TERREMOTO DE LISBOA DE 1755


Sebastião José de Carvalho e Melo, más conocido como marqués de Pombal o conde de Oeiras (Lisboa, 13 de mayo de 1699-Pombal, Coímbra, 8 de mayo de 1782) fue un estadista portugués. Primer ministro del rey José I, se le considera una de las figuras más controvertidas y carismáticas de la Historia Portuguesa.

 El desastre se abatió sobre Portugal en la mañana del 1 de noviembre (día de todos los santos) de 1755. En esta fecha, Lisboa fue sacudida por un violento temblor de tierra, de una incidencia estimada en 9 puntos en la escala de Richter. La ciudad fue devastada por el terremoto, por el maremoto y afectada por los incendios que siguieron. Sebastião de Melo sobrevivió por fortuna, pero no se impresionó. Trató inmediatamente de reconstruir la ciudad, de acuerdo con la famosa frase: "¿Y ahora? Se entierra a los muertos y se da de comer a los vivos". A pesar de esta desgracia, Lisboa no se vio afectada por epidemias, y antes de que pasara un año ya estaba reconstruida.

El diseño de la ciudad lo realizó un grupo de arquitectos, con la directriz expresa de que fuera capaz de resistir terremotos futuros. Se probaron distintos modelos, simulando los terremotos con grandes masas de soldados marchando al trote alrededor de las edificaciones nuevas. Los edificios y plazas reconstruidas por Pombal siguen existiendo hoy en día y son una de las atracciones turísticas de Lisboa. Sebastião de Melo realizó también una importante contribución para la sismología: elaboró una encuesta que envió a todas las parroquias del país, en la que preguntaba cuestiones como si los perros y otros animales se comportaron de modo anómalo poco antes del terremoto, si el nivel de los pozos había subido o bajado en días previos al sismo, o el número y tipo de edificios que habían sido destruidos. Estas preguntas permitieron a los científicos portugueses (y luego de toda Europa) reconstruir el evento con la mayor exactitud posible y marcaron el nacimiento de la sismología como ciencia.

viernes, 1 de febrero de 2013

LOS INICIOS DE LA PIRATERÍA EN ESPAÑA



Se llama piratas a los navegantes que, a lo largo de la historia, saqueaban naves mercantes para obtener un botín. La piratería comenzó con los primeros barcos griegos, pero la palabra se comenzó a aplicar para designar a los ladrones que atracaban a los barcos que recorrían las rutas comerciales de españoles, ingleses, franceses y portugueses entre los siglos XV y XVIII.

Las islas Canarias y Azores se convirtieron en lugares estratégicos en las rutas marítimas de Europa, América y Asia (en la ruta hacia el Océano Índico bordeando África). Los preciados tesoros y especies de la nueva tierra descubierta eran un gran botín para los piratas. Como estos tesoros americanos recalaban en las Islas Canarias o en las Islas Azores en su rumbo a la vieja Europa la piratería no tardó en emerger en los mares cercanos a las islas. También esta situación estratégica provocaba que los barcos que iban a América pasaran por las islas a aprovisionarse de agua y alimentos, y de camino atacasen alguna población costera.

En Canarias actuaron piratas de todas las nacionalidades, pero principalmente fueron ingleses, franceses, berberiscos y de los Países Bajos.

En el siglo XVII la piratería en Canarias se intensifica, gracias en parte al debilitamiento del imperio español y a las numerosas guerras con Francia y Flandes. La inseguridad, no sólo para navegar por las islas, sino también de la vida de los isleños frente a los ataques piratas hace que se cree la figura del Capitán General con funciones tanto militares como políticas. También llegan a Canarias una serie de ingenieros para dotar de torres y castillos a las costas canarias para hacer frente a los ataques de piratas y de otras fuerzas enemigas de los españoles.

En el siglo XVIII los ataques ingleses se intensifican, ya no sólo con el objetivo de obtener tesoros y hacer rapiña sino también con la intención de invadir y ocupar las islas.

fuente wikipedia