Supuestamente, esta fuente permitiría a quien bebiera de su agua o a quien se bañara en ella ser eternamente joven. Los españoles que exploraron y conquistaron el Nuevo Mundo tomaron por cierta la leyenda y organizaron varias expediciones en su búsqueda. Por ejemplo, Juan Ponce de León encabezó una en 1.513, dirigida a su supuesto emplazamiento en la isla de Bimini, que no halló, por supuesto, nada parecido a la legendaria Fuente, aunque si descubrió de paso la península de Florida.
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