lunes, 20 de febrero de 2012

ANTIGUOS MESONES DE MADRID


Meco cuenta desde antiguo con una bula papal que permite comer carne en días de abstinencia, por considerarse que era el pueblo más alejado del mar (y por tanto del pescado). La villa de Torrelodones fue famosa por sus mesones entre los siglos XVI y XVIII (había en su caserío un mesón por cada tres casas —el de Francisco de Baños era el más renombrado—). El pueblo era una parada casi obligatoria en el antiguo Camino de Valladolid, al estar enclavado a cinco leguas de Madrid, distancia que se recorría normalmente en una jornada. El restaurante Casa Botín, que abrió sus puertas como mesón en 1725 en la ciudad de Madrid, está considerado el más antiguo del mundo, según figura en el Libro Guinness de los Récords. Sin embargo, la Posada de la Villa, en la Cava Baja, tiene su origen mucho antes, en 1642. Lhardy se fundó en 1839 —también en la capital—, como sucursal del restaurante homónimo parisino. En 1873, el industrial vienés Matias Lacasa puso en marcha Viena Capellanes, origen de la actual cadena de pastelerías, extendida por toda la capital. La popular taberna La Casa del Abuelo, situada igualmente en Madrid, data de 1906. En 1920 se inauguró Casa Patata (hoy llamada Antigua Casa Patata), en Torrelaguna, sobre unas cuevas del siglo XVII. El bar Las Bravas, en el famoso Callejón del Gato, de Madrid, tiene la patente de la receta de las patatas bravas, que es originaria de este establecimiento. Por la famosa coctelería Museo Chicote (hoy convertida en un bar de copas), fundada por Pedro Chicote en 1931 en la Gran Vía madrileña, han desfilado estrellas del cine y de la canción como Ava Gardner, Grace Kelly, Bette Davis o Frank Sinatra. En 1939 se puso en marcha Rodilla, cadena pionera en España de la comida rápida, con sus populares sándwiches.

2 comentarios:

  1. Si no hablas de menus de mesones, es muy temprano.

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  2. El restaurante Botín tiene en efecto el record del más antiguo del mundo.
    Creo que es así, pero en todo caso, es cierto que en él, se respira un ambiente "especial":
    Merece la penar conocerlo, aunque solo sea una vez.

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