Al principio, Colón y otros exploradores españoles quedaron decepcionados por el resultado económico de sus descubrimientos. A diferencia de África o Asia, los habitantes de las islas del Caribe no poseían oro ni tenían bienes que los españoles consideraran de valor, aunque sí poseían gran cantidad de productos agrícolas desconocidos por el mal llamado Viejo Mundo, como el maíz, la mandioca, el algodón, el maní (cacahuete), la pimienta, la piña, la batata y el tabaco. Tiempo después, al explorar más el continente, los europeos fueron hallando nuevos productos y comenzaron a percatarse del valor comercial que los productos de las culturas americanas podían tener en los mercados de Europa, para competir con los bienes que portugueses e italianos llevaban desde Asia y África: a los productos ya mencionados se sumaron nuevas especias como la vainilla, el tomate, la papa, el cacao y su derivado el xokolatl o chocolate, la llamada pimienta de Jamaica, o la cochinilla, que da un apreciado tinte. Cuando el comercio con España de este insecto se volvió corriente, los piratas ingleses u holandeses, que buscaban principalmente oro, tiraban los cargamentos al mar, desconocedores de su valor comercial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario