sábado, 16 de octubre de 2010

EL REY DEL TIEMPO

Como es natural, el día en que la reina Isabel II ocupara el más alto cargo del Imperio Británico tenía que brillar un sol expléndido, por lo menos eso pretendían los organizadores de la ceremonia en el momento de consultar con los meteorólogos. Tras examinar sus informes, éstos concluyeron que el 2 de junio se vislumbraba con más garantías de que luciera el sol; de modo que el día de la coronación quedó fijado para el 2 de junio de 1.953. Y ¿qué tiempo hizo? Pues llovió, ciertamente.

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