jueves, 12 de mayo de 2011

MUERTE DE "LA DAMA DE LAS CAMELIAS"


A pesar de que la vida de Marie Duplessis gira entorno a la de su alterego, Margarita Gautier, personaje principal de La Dama de las Camelias, en realidad, su relación con Dumas no fue ni tan romántica ni tan idealizada como el escritor se encargaría más tarde de relatar. Los motivos de su carta de despedida, según algunos autores, no habrían sido ni los celos ni la escasa fortuna que éste podía poner a su disposición, sino el miedo atroz a resultar contagiado por la tuberculosis. Tras esta despedida, Dumas no volvería a verla jamás pues tomó la decisión de marcharse de viaje con su padre a España, dónde acudiría al enlace de Antonio de Orleans, duque de Montpensier. La muerte de la cortesana le sorprendió en Marsella, dónde un amigo le comunicó la noticia.
Terminada la relación con el joven Dumas, tuvo tiempo aún de realizar la última de sus conquistas. Se trataba del compositor húngaro Franz Liszt, al que conoció en noviembre de 1845 y con quien comenzó una apasionada relación amorosa que terminaría pronto, cuando el músico decidió abandonarla en París turbado por el grandioso éxito que le esperaba en el resto de Europa. Se despidió de la cortesana prometiéndole que realizarían juntos un viaje a Constantinopla, proyecto que se vería frustrado por la muerte de ésta.
Finalmente, enferma de muerte, abandonada por Dumas y por Liszt, terminó por casarse el 21 de febrero de 1846 en Londres con uno de sus antiguos protectores, el conde de Perregaux. Aunque el matrimonio sólo era legal en el Reino Unido, a su vuelta a París se hizo componer su propio escudo de armas. Con él, mandó grabar su vajilla, su papel de cartas, e incluso la puerta de sus coches de caballos. A partir de entonces, empezaría a ser conocida como Madame la comtesse du Plessis, Madame la comtesse de Perregaux, o siguiendo la moda de utilizar el nombre del marido, Madame la comtesse Edouard de Perreugax
Finalmente, Marie Duplessis fallecería el 3 de febrero de 1847, a las 23 horas, en su piso del Boulevard de la Madeleine, número 11 (hoy 15). Tras recibir la unción de los Santos Óleos, fue amortajada por su sirvienta y velada por su marido, que hacía semanas que no se apartaba de la cabecera de su cama. El funeral se llevó a cabo dos días después, en la Iglesia de la Madeleine, siendo enterrada en un nicho temporal del Cementerio de Montmartre y, diez días después, trasladada a la tumba donde hoy descansa, cuya construcción fue encargada por su marido y que lleva una simple inscripción sin falsas partículas de nobleza o títulos aristocráticos.
Tras la muerte de la cortesana, Dumas, apesadumbrado, le dedicó una elegía, titulada "M.D.", que está incluida en su obra Péchés de Jeunesse (1847), en la que rememora los meses pasados a su lado.
Y Dumas tenía razón. A la hora de su muerte, de todos sus amigos y amantes, sólo su marido la acompañaba, y como dice la elegía, tan sólo dos personas acompañaron su féretro hasta el cementerio: su marido y su protector, el conde ruso Gustav Ernst von Stackelberg.
Meses después, otorgándola el sobrenombre que hoy la caracteriza, Dumas se encerraría en la habitación de un hotel para escribir la que, aunque maquillada, había sido su historia con Marie Duplessis, La dama de las camelias, en la que una joven cortesana, Margarita Gautier, sacrificaba su vida por amor y moría de tuberculosis sola, abandonada y embargada por sus acreedores.
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Nombre real Rose-Alphonsine Plessis Deshayes
Nacimiento 15 de enero de 1824 Nonant-le-Pin, Orne, Baja Normandía
Fallecimiento 3 de febrero de 1847 París
Entierro Cementerio de Montmartre, París
Cónyuge/s François-Charles-Edouard Perregaux, conde de Perregaux
Descendencia Sin descendencia
Padre-Marin Plessis
Madre-Marie-Anne-Michelle Deshayes

1 comentario:

  1. Es una historia dolorosa. Murió muy joven, con solo 23 años. Había llegado a Paris como huérfana o prácticamente huérfana y se ganaba la vida cosiendo. Tenía una rara belleza en parte por su intensa palidez combinada con el color muy negro de su pelo. Estaba tuberculosa y debió de sufrir mucho. Hizo furor entre los petimetres y lechuguinos. Pero su marido se portó ejemplarmente al final con ella, y Dumas la inmortalizó. Descanse en paz Rose-Alphonsine.

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