El emperador romano Marco Aurelio Flavio (213-270), elevado al trono como ClaudioII y conocido con el sobrenombre de EL GÓTICO, prohibió a sus soldados el matrimonio, al considerar que los hombres casados son malos guerreros y, por tanto, habrían de servir mal a las necesidades del Imperio. San Valentín, por entonces obispo de Interamna, se opuso, invitando a las parejas de jóvenes enamorados a acudir a él para unirlos en secreto en el sacramento del matrimonio. Enterado el emperador de estas prácticas contrarias a su decreto, le mando llamar, exigiéndole el cumplimiento de su mandato, so pena de ser ejecutado. Valentín se nego a abjurar de sus convicciones, y el 14 de febrero de 270, fue apaleado, lapidado y finalmente decapitado.
Doscientos años después, el papa Gelasio instituyó la festividad de San Valentín, considerándole santo patrón de los enamorados. Los restos mortales de este santo se conservan en la madrileña iglesia de San Antón (sita en la calle de Hortaleza), donde llegaron como presente papal a la corona española.
No tenia ni idea de que la Iglesia hubiese instituido a San Valentín patrono de los enamorados, creia que había sido Galerías Preciados
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