Aunque parezca mentira la carne de asno fue muy apreciada en los albores de la Edad Moderna, especialmente en Francia en donde se consideraba mejor que la carne de caballo. De todos modos lo que más se usaba era la leche de burra, a la que se atribuían grandes cualidades medicinales. En Barcelona, a principios de siglo, fueron célebres las burras de la calle Robadors que eran paseadas por la ciudad y ordeñadas a la vista del cliente.
Se sabe que Popea tenía a su disposición un rebaño de 300 burras que servían para proporcionar la leche de su baño cotidiano.
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