Antiguamente, era usual tratar de matar a un enemigo ofreciéndole bebida envenanada. Para probar que su bebida era segura, se convirtió en costumbre que el anfitrión hidciera chocar su copa con la del invitado, de modo que al hacer el clink unas gotas de su bebida se mezclaran con la del otro y viceversa. De está manera, los dos comensales bebían de la misma bebida simultáneamente, con la seguridad de estar ingiriendo el líquido sin problemas. De ahí la tradición: toda una prueba de amistad.
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