Midas el legendario rey de Frigia, poseía un jardín de rosas muy famoso, donde se extravió en cierta ocasión un sileno o sátiro ebrio, al que el rey acogió hospitalariamente hasta que el dios Dionisos fue a buscarlo. En agradecimiento a su amabilidad, el dios le concedió el deseo que el rey expresara. Midas pidió que se convirtiera en oro todo cuanto tocara y automáticamente Dionisos le concedió dicho deseo. Pero eso trajo a Midas un grave problema: todo lo que tocaba, efectivamente, se transformaba en oro, incluso los alimentos, lo que estuvo a punto de costarle la vida al no serle posible comer. Para librarse de este siniestro don recurrió a bañarse en el río Pactolo (hoy llamado Sarabat), el cual, desde entonces, según la leyenda, arrastra arenas auríferas.
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